File:IRIS MEXICO Mi mamá quería que fuera modelo. Moscona, Myriam. El Universal. Mexico 2006.jpg

Por Myriam Moscona *

Performancera y artista visual, ha usado los símbolos patrios con un afán de transgresión cívica. Fue censurada en el Palacio Legislativo, en el metro Insurgentes, en el Zócalo capitalino y en otros espacios públicos. Adicta a la provocación.

M. ¿Desde cuándo te llamas así?

I. Desde 2001. Me fui a un intercambio a Eslovaquia, a uno de esos castillos que trasnforman en escuelas y no sé, como que estar lejos me convertía en más mexicana. En todo lo que haces en tu vida necesitas un centro y el mío es México. A veces la gente cree que soy neo-nacionalista. la verdad esa estética medio nazi no es lo mío.

M. ¿Qué es lo tuyo?

I. Prefiero las culturas híbridas. Mi nombre también es una provocación porque en nuestro país está prohibido usar los símbolos patrios. Si utilizas el escudo o la bandera eres un delincuente.

M. ¿Es lo que usaste en la Cámara de Diputados?

I. Sí, lo que fue censurado. Tardé un año en conseguir el espacio de exposiciones den la Cámara. En la documentación que presenté para optar por el espacio puse «Pasión por México«. Mi idea era exponer obra bidimensional y algunos objetos. Finalmente logré que la aceptaran.

M. ¿Y qué pasó?

I. Primero les pedí que fuera en septiembre o en noviembre porque quería coincidir con las fiestas patrias. Me la dieron en septiembre, justo el día en que se cumplía el aniversario del Himno Nacional. Decidí hacer un performance en La Cámara y llevar algunos músicos, yo queríaun dj con una caja de música…

M. ¿Y lo aceptaron?

I. De hecho esa exposición no se hizo. Fue una experiencia muy desagradable. Yo llegué desde la mañana, tenía acceso por el estacionamiento de proveedores, parte de la obra ya estaba adentro y otra parte la llevaba conmigo. Cuando intenté entrar me negarón el acceso por el estacionamiento de proveedores, parte de la obra ya estaba adentro y otra parte la llevaba conmigo. Cuando intenté entrar me negaron el acceso.

M. ¿Qué te explicaron?

I. Absolutamente nada, simplemente que tenían prohibido dejarme pasar. Dejé el coche en la calle, perdí mucho tiempo y finalmente me metí por la puerta principal como cualquier civil. Lo primero que vi es que mi obra estaba tirada en el piso, como si fuera ropa del tianguis, sin ningún cuidado museográfico. Le tomé una foto a ese tiradero y me dijeron que eso estaba prohibido, luego quise sacar la obra de allí.

M. ¿Tú solita?

I. Me dijeron que popía sacarla porque no había un registro de su entrada. Antes de mi inauguración iba a hacerse otra actividad y la gente ya estaba reunida, había un cuarteto de cuerdas, todo muy formal. Aprovechando la presencia de todo el auditorio allí presente, comencé a hablar a gritos.

M. ¿Qué dijiste?

I. Que yo era la expositora, que me estaban censurando, que los diputados no estaban autorizados a censurarme porque eso era algo que le competía a gobernación.

M. ¿Y la gente cómo reaccionó?

I. Más bien fueron los medios allí presentes quienes tomaron nota del asunto. Yo leí mi manifiesto en el que dije que todo mi trabajo es un homenaje a quienes creen que la desobediencia civil es una alternativa para los cambios justos. Tal y como ocurrió en tiempos de Martin Lugher King con la mujer negra que se sentó en un lugar asignado para blancos y desató toda una revuelta.

M. ¿Tuviste apoyo de alguna fracción?

I. Los del PRD sacaron un desplegado de prensa declarándose en contra de la censura, pero a los dos meses tuve una exposición colectiva en la glorieta de Insurgentes y ahí otros miembros del PRD la censuraron. En respuesta, todos mis compañeros decidieron voltear sus obras contra la pared.

M. ¿Era la misma obra que la de la Cámara?

I. Había dos piezas coincidentes. Al año de la censura en la Cámara decidí hacer un acto simbólico, un acto de rsistencia allí mismo, frente al Palacio Legislativo. Éramos 5 mujeres y 4 personas más del staff. Has de cuenta que toda mi obra censurada la convertí en ropa, con jorongos y otras prendas. Llegamos marchando como si fuéramos una escolta. La directora de la escolta daba las órdenes con muy buen pulmón, hacíamos coreografías militares, parecíamos entre un conjunto de porra y una banda militar, todas parejitas, muy monas. Llevábamos un documento que quisimos entregar.

M. ¿Y pudieron?

I. Por supuesto que no. «No podemos recibir nada, entréguenlo otro día», nos dijeron.

M. Todavía no hablamos del contenido de la obra que descolgaron de la Cámara…

I. Eran símbolos patrios. Por ejemplo, puse la bandera y abajo aparecía «M.R. Marca Registrada». También usé el águila mocha.

M. ¿Mocha?

I. Sí, como la usa Fox, que le quitó las patitas y el nopal y la cruzó con una línea tricolor. Hay una curva que la atraviesa y que coincide con la línea de la Coca-Cola, es como una llave musical pero en forma horizontal. También usé la bandera con la Virgen de Guadalupe, no en un sentido religioso sino como la que usó el cura Hidalgo o como la que adoptan algunos chicanos con enorme cariño.

M. ¿Lo tuyo es la trasgresión cívica?

I. De alguna manera, sí. También tenemos otros manifiestos, por ejemplo «Por la defensa del arte pacheco», que retoma a la mariguana y a la estética que gira en torno a ella. Eso se ha presentado, por ejemplo, en la Alameda Central. Allí llegamos como monjas, como hadas verdes. Estamos a favor de la legalización y nos dedicamos a juntar firmas.

M. ¿Para mandárselas a quién?

I. Para pedir una revisión de la ley, pero se necesitan cien mil firmas y para eso tendríamos que tener un software como el de Greenpeace para subirlo a la red, pero no tenemos lana.

M. ¿Por qué hablas en plural?

I. Porque somos un colectivo que pugnamos por desatanizar las palabras pornografía, mariguana, pacheco y otras más. Buscamos alternativas a los temas de nuestros manifiestos. Nosotros no sabemos hacer iniciativas de ley, nuestro propósito sólo es sacar esos temas a la luz.

M. ¿Puedes vivir de lo que haces?

I. Tengo que hacer muchas otras cosas, doy clases y vendo mi obra. Cuadros buenos, bonitos y baratos que financian mis otros proyectos, además tengo el apoyo de mi familia.

M. ¿Qué genero te interesa más?

I. El performance, pero hago de todo y a veces es complicado combinar distintos generos. Pinto, escribo poesía, hago obra digital, uso fotografía, video, tengo personajes, pero no evangelizo a nadie ni soy de los «testigos de la libertad de expresión».

M. ¿Cuáles son tus personajes?

I. He usado cinco en mis performances. Una, es «Spicy, Red Hot Chili». Ella es porrista voluntaria de los juegos olímpicos, es pelirroja, le gusta el box. También tengo a «Sugar Bloom Iris«, ella usa el cabello rosa y cree en la moda, en la coquetería. Piensa que la mujer merece respeto y que el maquillaje no la vuelve mensa.

M. ¿Es feminista?

I. Pero no de las que creen que los concursos de belleza satanizan a la mujer. Es peligrosa con cara de conejita Playboy.

M. ¡Ah!

I. Luego viene «Vamp Iris» quien es bipolar, ratona del Internet, vive en pantuflas y gorrita y le fascinan las Harley…

M. ¿Las motos?

I. Sí, ¡wow, wow! es devoradora de hombres pero a veces cuando se ve en el espejo se asusta. Falta «Blue (Azul)», una sirenea que tiene piernas pero cuando pasa mucho tiempo en el mar le sale cola. Es la más provinciana de todas y la más ecológica, pero no al estilo de Greenpeace de salven a las ballenas y esas cosas.

M. ¿Y la quinta?

I. «Drag Queen June Iris«, es la psicodélica, «draga» que participa en las marchas, le encanta el dorado y es muy escandalosa. Colecciona fotos de vaginas y pitos decorados de sus amigos.

M. ¿Dónde estudiaste?

I. Primero en un colegio de monjas con las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús Sacramentado. Mi mamá quería que fuera modelo y que estudiara idiomas, pero luego entré a La Esmeralda cuando la escuela estaba en la Guerrero. De niña fresita y medio provinciana me volví posmoderna.

• Artículo originalmente publicado por Moscona, Myriam. (8 de abril de 2006). Iris México: Mi mamá quería que fuera modelo. El Universal. Suplemento Luz Negra. Columna Confabulario. p. 15